Por Blanca Padilla
“La dispersión y la confusión de las lenguas, anunciadas por
el mito de Babel, es el proyecto ético que entraña toda traducción. Gracias a
la diversidad de lenguas, nos es dado pasar por la experiencia-prueba de lo
extranjero”, nos dice Paul Ricoeur en el texto de su conferencia Sobre la
traducción.
Y compara este hecho con el fratricidio de Caín que
“convierte a la hermandad en un proyecto ético y lo sustrae de la indiferencia
moral de los hechos ‘naturales’”.
“Babel introduce la dimensión ética de la comunicación
humana. La lengua prebabélica era una facilidad que no daba cabida a la
voluntad y el trabajo de comprender al otro”, asienta el filósofo y antropólogo
francés.
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